Toro
Los orígenes de Toro se remontan a los tiempos anteriores al asentamiento romano. Codiciados por nobles y reyes en la Edad Media, sus vinos llegaron a ser atesorados en las bodegas reales y transportados en los navíos que surcaron el océano hacia el Nuevo Mundo.
A lo largo de los siglos, estos vinos han sido testigo de grandes momentos en la historia, siendo el vino de Toro el que acompañó a Cristóbal Colón en su viaje hacia América, convirtiéndose en el primero en cruzar el Atlántico y llegar a las Américas. Fue también el de Toro el vino que regó con éxito a los paladares franceses durante la devastadora plaga de filoxera.